SE NECESITAN MÁS CHAPULINES COLORADOS
Al Chapulín Colorado lo conocen y quieren generaciones enteras de países tan distantes entre sí como México, Chile, España, e incluso Brasil que tradujo los programas al portugués… ¿Cómo habrán traducido el “se me chispoteó” del chavo del ocho?...Un chapulín colorado de papel, en miniatura, hecho en las Islas Marías por un interno |
La imagen habitual de un héroe es un superhombre de bíceps
muy ejercitados, que jamás tiene miedo, nunca llora, se enfrenta solo y
desarmado a quince enemigos pertrechados de ametralladora y, en cuestión de
segundos, se deshace de ellos con un par de karatazos.
Nuestro buen Chapulín, en cambio, es chaparrito y lleva una que otra arruga
en su rostro, nunca ganó medalla olímpica en levantamiento de pesas; y –todo
hay que decirlo– a veces es medio miedoso…
¡Más fuerte que un ratón!
El Chapulín es buena gente. ¡Más
noble que una lechuza! Quiere
ayudar. Siempre se muestra dispuesto. Si
alguien le llama, él no falla. ¿Y ahora
quién podrá defenderme? En el
momento justo, y cuando la persona en peligro ya agotó todos sus recursos,
aparece el Chapulín con gran entusiasmo.
-
¡Yoooo!...
-
¡El Chapulín Colorado!
-
¡No contaban con mi astucia!
No obstante su astucia, los métodos de salvamento del
Chapulín desesperan un poco. A veces se
desanima. Siente miedo ante el peso de
su misión. Al ver la cruda realidad de
lo que implica salvar al necesitado, traga saliva, no sabe qué hacer y se
paraliza. ¡Más rápido que una
tortuga! Siente la tentación de
echarse para atrás, de no ayudar. Pero, ¡…su escudo es un corazón! Se pone triste al ver cómo sufre la
persona en peligro, se compadece y el corazón se le mueve en medio de su
indecisión: ¡Sí lo hago…; sí lo hago…! Así que también necesita que otros le
motiven y le den un empujoncito, o un gritito casi malhumorado… ¡Ay!...
¡Ya, Chapulín…! Y entonces nuestro
buen Chapulín se lanza y ayuda.
Sus antenitas de vinil son capaces de detectar lo que
otros no detectan. Los problemas más
grandes los resuelve a veces haciéndose chiquito gracias a su frasco de chiquitolina.
Ya lo dice
el viejo y conocido refrán… Yo creo que el éxito de nuestro gran héroe el Chapulín
Colorado, se debe a que es de carne y hueso como cualquiera de nosotros. Lo que hace grande al Chapulín es que se vale
de su pequeñez, de su sencillez y de su vulnerabilidad, para ayudar
desinteresadamente a los demás. ¿Qué es
su chipote chillón, hueco y de
plástico, ante las armas poderosas del enemigo?
¡Lo
sospeché desde un principio! La grandeza del Chapulín es que sabe hacerse chiquito. Reconoce sus límites y de ellos se vale para
luchar y ayudar. Su falta de memoria a
la hora de recordar refranes le sirve para ejercitar su increíble imaginación que
intenta arreglarlos todo el tiempo que la paciencia de su interlocutor tarde en
convertirse en desesperación… ¡Ay!... ¡Ya, Chapulín…!
Y es que la pequeñez, la sencillez y la vulnerabilidad
son capaces de cosas grandes cuando se les suma el entusiasmo y la generosidad. Más de lo que nos imaginamos.
En el corazón humano, que es tan misterioso, tan capaz
a veces de lo peor, pero también de lo mejor, late escondido un chapulín
colorado. Déjalo salir. México necesita más Chapulines Colorados.
Chile, España y Brasil necesitan más Chapulines Colorados. Todos los países del mundo necesitan más
Chapulines Colorados. ¡Síganme los buenos! Algunos Chapulines ya existen, pero son
todavía pocos. A veces es nuestro
vecino, o va al mismo salón de clases que nosotros, o trabaja en la oficina de
al lado, pero no nos damos mucha cuenta.
Son héroes de lo pequeño y de lo cotidiano. Son de carne y hueso. Tienen defectos, sienten miedo, no cuentan
con muchos medios, pero dejan que se les mueva el corazón y se lanzan a ayudar
a los demás. Son mamás, oficinistas,
empresarios, taxistas, abogadas, panaderos, ingenieros, médicos, sembradores, universitarios,
tejedoras, niños, ancianos que dejan de pensar en sí mismos y en sus problemas
y se ponen a ayudar a los demás con toda su pequeñez, su sencillez y su
vulnerabilidad a cuestas. ¡Y vaya que si
ayudan! Son constantes, un día y otro
día. No hacen aspavientos. No filman anuncios comerciales de un perfume con
su firma impresa en un frasco de cristal que cuesta más que el exótico bálsamo mismo. Pero, tarde o temprano, su heroísmo salta a
la vista.
Descubre, entre tus vecinos, Chapulines
Colorados. Conviértete tú también en un gran
Chapulín Colorado para los demás.
Gracias, don Roberto Gómez Bolaños, el primero de los
Chapulines Colorados… ¡Eso, eso, eso…!
Arturo Guerra, LC
http://www.wattpad.com/story/14999436-m%C3%A1s-chapulines-colorados
aguerra@arcol.org